miércoles, 6 de octubre de 2010

Odio tener principios

Odio.
Odio el silencio porque soy yo la que calla.
Odio llorar alegre por la felicidad de los demás y no hacerlo por sus penas.
Odio intentar hacer vívida mi inteligencia porque veo como ésta desaparece.
Odio aprender a valorar porque descubro que pocas cosas lo merecen.
Odio esforzarme en ser culta porque observo como la cultura adolece.
Odio no tener enchufe porque no puedo demostrar que lo valgo.
Odio que me amen porque dudo en merecerlo.
Odio ser injusta porque lo soy con los únicos con los que soy justa.
Odio que las penas de los demás no alivien las mías.
Odio crecer porque se me queda pequeña la venda de mis ojos.
Odio haber aprendido a amar porque ahora sé lo que puedo perder.
Odio ser cobarde porque me destrozan las condicionales.
Odio tener que derrumbarme totalmente para poder reconstruirme completamente.
Odio tantas cosas que me sobran motivos para luchar.
Odio tener principios porque descubro que pocos los tienen.
Me odio por no odiarme, porque así podría reinventarme.

viernes, 17 de septiembre de 2010

La belleza de la mediocridad

Creo, bajo mi humilde pero, visto que es mi blog, indiscutible opinión que la mediocridad está infravalorada, y como soy una mujer razonable dejaré patente las reflexiones que me han llevado a confirmar tal afirmación. (Razones que, por supuesto, no deben ser muy tenidas en cuenta pues son las 3 de la mañana y no puedo pensar de lo agobiada que estoy porque no me dan unas malditas prácticas de becaria después de tener un currículum de 10 años de experiencia...)

Pero no quiero derivarme, que ese es mi problema a la hora de escribir, que mi mente va mil veces por delante de mi capacidad mecanográfica y eso hace que se me quiten las ganas... vamos, creo que un año sin actualizar es un buen ejemplo.

¿Por qué la mediocridad "mola"?
Veamos, si nos ponemos a contar el número, en este caso por ejemplo de libros (aunque pueden usarse discos, obras de arte... hasta las croquetas), que se consideran ilustres y meritorios por parte de la crítica o del público en general, nos encontramos que tenemos un número finito de volúmenes, ya que hacerlos con la calidad adecuada es complicado, y sin embargo, si nos ponemos a ver el número de mediocridades que hay pululando y reproduciéndose a ritmo exponencial en el mercado, nos daremos cuenta de que: si consigues sacar satisfacción de la mediocridad tendrás una satisfacción ¡infinita!.
Porque escribir, componer, dibujar.... gilipolleces está tirado, y hacer verdaderas obras maestras es tarea de años, esfuerzos y ¿suerte?.
Y además, hecho a tener en cuenta, si entendemos que una pieza sublime es apreciada incluso por la que suscribe, la posibilidad de satisfacción se eleva a infinito más uno.

Por eso, cuando me recomendan que deje de escuchar ciertos grupos, o dejar de leer ciertos libros me da algo de pánico, porque ¿y si luego soy consciente en su amplitud de la mediocridad que hay y dejo de ser feliz con cualquier chorrada?.

No por esto debo dejar de decir: "Angelology" de Danielle Trussoni es ¡¡una bazofia!!

Dios, estoy empezando a darme cuenta de la mierdilla que hay por ahí y lo temo.

¡Sí, he tardado en actualizar, ¿qué pasa?! :-)