miércoles, 4 de noviembre de 2009

Per se

Hay que ver lo que uno encuentra buceando en la red. Hoy me dio por buscarme a mí misma y me he sorprendido muchísimo al leer un relato que escribí estando en el instituto hace doscien.. digo, algunos años, por el que gané un premio que me vino de perlas entonces.

Me ha hecho ilusión reencontrarlo, porque nunca le presté atención, lo escribí exclusivamente para ese concurso, y le puse todo lo que sabía que le haría ganador, afortunadamente acerté.

Helo aquí, diez años después:

"Más o menos mi vida no está demasiado mal, bueno, realmente no está mal si la comparo con la que llevan algunos conocidos míos: familiares y antiguos amigos.

Creo que no debo quejarme por lo que tengo, escaso o no, mi esfuerzo ha sido el responsable de mis logros, pero he tenido que luchar, y aún sigo haciéndolo contra todo lo que impide ser yo y mis expectativas.

Cada día me toca pelear contra mis padres:

– Pero, hija, ¿es que quieres buscarnos la ruina? ¡Eres la vergüenza de la familia! ¡Si tu abuelo levantara la cabeza...! – me salmodia mi padre rojo de ira.

– Pero, papá, si el abuelo no está muerto – intento calmar los nervios para variar.

– ¡No le lleves la contraria a tu padre! ¡Mantén el respeto que le debes! – como siempre mi madre rubrica las afirmaciones de mi padre, a veces pienso que es la única frase que pronuncia, innumerables veces, a lo largo de las discusiones; claro, que tampoco puedo enterarme bien porque los gritos de mi padre se escuchan atronadores en la pequeña habitación, el comedor normalmente, la Sala del Peligro cuando toca discusión, una vez al día más o menos.

¿Y pensar en tirar la toalla?, no me quiero mentir y lo cierto es que suelo pensarlo en esa parte de la discusión en donde se mencionan y salen a relucir antepasados, desconocidos para mí pero alabados por mis padres como el maná prometido, me avergüenzo entonces de ser la oveja negra de la familia, la hija no pródiga, la que provoca tormentas en casa; pero tan normal como esta renuncia aparece, nace del mismo ánimo la disposición de ser por una vez yo, dejar de ser lo que los demás quieren de mí, alejarme lo más posible de lo que para mí han dispuesto, quiero tener nombre propio forjado en mi lucha, sin deberle mi vida a nadie, sin estar obligada a agradecer cada día mi existencia.

¿Soy una mala persona?, me lo he preguntado tantas veces que se ha convertido en un mantra para mí, en algún momento ha perdido ya su significado y es eso lo que me aterra, el ser mala realmente, el no darme cuenta de mi propia maldad, porque mi maldad radica en el antagonismo con mis padres...

– ¿Es que te avergüenzas de tus padres? – grita mi padre mirando al cielo, más bien al techo de la habitación, pero el efecto es el mismo, me saca de mi ensimismamiento, que es lo que quiere, imagino.

Siempre el tema de la vergüenza, no sé cómo puede ser tan importante, si valiese dinero, mi familia sería la más rica del mundo, de eso estoy segura, pero lo cierto es que no me avergüenzo de ellos, los amo como padres porque gracias a ellos soy lo que soy, aunque ése sea precisamente el problema.

– Entonces, ¿qué es lo que pasa? ¿Por qué no quieres seguir con la tradición? Tus bisabuelos, abuelos y yo lo hemos hecho y hemos dado de comer a los que estaban con nosotros... Así que quítate esas ideas y déjalo ya. ¡Estás perdiendo el tiempo...!

– ¡Pero, papá, no me avergüenza, pero no quiero hacerlo, quiero otra cosa que...!

– Eres la comidilla del barrio, todas las mujeres hablan de ti, todos te señalan, vas a lograr que maldigan a toda la familia. ¿O es eso lo que quieres?

– ¡No! ¡Pero es...!

– ¡Pues déjalo ya, vente con la familia y despídete de esos amigos tuyos...!

Nunca en mi vida me he sentido tan marginada que cuando los míos me señalan y me miran a mi paso, y luego decimos de los demás, es algo absurdo pero es real, y yo quiero cambiarlo, deseo hacer crecer en los demás nuevas maneras de comprender, de ver los acontecimientos, de entender, de aceptar...

– ¡Y el negarte a tu matrimonio! ¡Ya no tienes edad para sacer un buen marido, eres demasiado mayor! ¡Y cada vez hay menos que preguntan por ti! ¡Además, ¿quién querría a una mujer como tú que no sigue la tradición de la comunidad? ¡Dios mío!, ¿por qué nos has hecho esto?

– ¡No quería casarme con ese hombre!

– ¡No le lleves la contraria a tu padre! ¡Mantén el respeto que le debes!

– ¡La culpa es nuestra por no haberte evitado el seguir, con esa excusa tuya de que cuando acabases serías como los demás!

Mi matrimonio: era lógico y predecible el saber que acabaría sacándolo a colación. No me arrepiento de mi negativa, claro que cuando el prometido lo supo por poco me lapidan, de la algarabía que se formó, después lo típico: era como una apestada para todos así que mi familia tuvo que cambiar de ciudad, pero las noticias vuelan sobre todo entre nosotros y pronto se oyen relatos con pocos visos de realidad; pero lo hecho hecho está y no me arrepiento de mi decisión.

– ¡La culpa de todo son esas cosas que te enseñan que no son ni la tradición ni el respeto a los mayores!

– ¡Lo que aprendo es más que eso!

– ¡Niña, te estás metiendo en un buen lío!

– ¡Deberías saber lo que me enseñan para poder criticarlo!

– ¡No le lleves la contraria...!

Y el problema radica en que en mi casa no entienden mi postura, no les critico porque no tienen elementos de juicio para ello y los que poseen les llevan a creer que estoy en oposición a la comunidad.

Nunca antes me había parecido tan terrible llevarle la contraria, pero pienso seguir en mis trece, pienso acabar y no voy a tirar la toalla aunque lo desee.

¡Pienso ser la primera gitana con carrera en mi familia! ¡Y acabaré demostrándoles que tengo razón!"

domingo, 1 de noviembre de 2009

Generación de los 70

El objeto de esta misiva es la de reivindicar una generación: la de todos aquellos que nacimos en la decada de los 70 (un par de años arriba, años abajo), la de los que estamos currando de algo que nuestros padres ni podían soñar, la de los que vemos que el piso que compraron nuestros padres ahora vale 20 o 30 veces más, la de los que estaremos pagando nuestra vivienda hasta los ¡60 años!.
Nosotros, no estuvimos en la Guerra Civil, ni en mayo del 68, ni corrimos delante de los grises, no votamos la Constitución y nuestra memoria histórica comienza con las olimpiadas del '92. Por no vivir activamente la Transición se nos dice que no tenemos ideales y eso que sabemos de política más que nuestros padres y de lo que nunca sabrán nuestros hermanos pequeños y descendientes.

Somos la última generación que hemos aprendido a jugar en la calle a las chapas, la peonza, las canicas, la comba, la goma, el rescate o el bote bote y, a la vez, somos la primera que hemos jugado a videojuegos. Hemos ido a parques de atracciones o visto dibujos animados en color.
Los Reyes Magos no siempre nos traían lo que pedíamos, pero oíamos (y seguimos oyendo) que lo hemos tenido todo, a pesar de que los que vinieron después de nosotros sí lo tienen realmente y nadie se lo dice.

Se nos ha etiquetado de generación X y tuvimos que tragarnos 'bodrios' como: Reality Bites, Melrose place o Sensación de vivir, que te gustaron en su momento, pero... vuélvelas a ver, verás que chasco. Somos la generación de Compañeros, de Al salir de clase...Lloramos con la muerte de Chanquete, con la puta madre de Marco que no aparecía, con las putadas de la Señorita Rottenmayer.
Somos una generación que hemos visto a Maradona hacer campaña contra la droga, que durante un tiempo tuvimos al baloncesto como el primero de los deportes (Gracias Chicho!).

Hemos vestido vaqueros de campana, de pitillo, de pata de elefante y con la costura torcida; nos pusimos bombers sin miedo a parecer skin heads.
Nuestro primer chándal era azul marino con franjas blancas en la manga y nuestras primeras zapatillas de marca las tuvimos pasados los 10 años (Esas J'hayber!).

Entramos al colegio cuando el 1 de noviembre era el día de Todos los Santos y no Halloween, cuando todavía se podía repetir curso. Fuimos los últimos en hacer BUP y COU, y los pioneros de la E.S.O.
Hemos sido las cobayas en el programa educativo, somos los primeros en incorporarnos a trabajar a través de una ETT y a los que menos les cuesta tirarnos del trabajo...

Siempre nos recuerdan acontecimientos de antes que naciéramos, como si no hubiéramos vivido nada histórico.
Nosotros hemos aprendido lo que era el terrorismo contando chistes de Irene Villa, vimos caer el muro de Berlín y a Boris Yelsin borracho tocarle el culo a una secretaria; los de nuestra generación fueron a la guerra (Bosnia, etc.) cosa que nuestros padres no hicieron; gritamos OTAN no! bases fuera!, sin saber muy bien qué significaba y nos enteramos de golpe un 11 de septiembre.

Aprendimos a programar el video antes que nadie, jugamos con el Spectrum, odiamos a Bill Gates, vimos los primeros móviles y creímos que Internet sería un mundo libre. Somos la generación de Espinete, Don Pimpón y Chema 'el panadero farlopero'.Los q recordamos a Enrique del Pozo cantando con ganas abuelito dime tu...).
Los mundos de Yupi y las pesetas rubias con la jeta de Franco en algunas de ellas. Nos emocionamos con Superman, ET, los Goonies o En busca del Arca Perdida.
Los del bocata de chorizo y mortadela y también Phosquitos, los Tigretones eran lo mejor, aunque aquello que empezaba (algo llamado Bollycao) no estaba del todo mal. Somos la generación del coche fantástico, Oliver y Benjí... La generación que se cansó de ver las mamá chicho. La generación a la que le entra la risa floja cada vez que tratan de vendernos que España es favorita para un mundial.

La última generación que veía a su padre poner la baca del coche hasta el culo de maletas para ir de vacaciones. La última generación de las litronas y los porros, y qué coño, la última generación cuerda que ha habido. La verdad es que no sé cómo hemos podido sobrevivir a nuestra infancia!!!!
Mirando atrás es difícil creer que estemos vivos en la España de antes: Nosotros viajábamos en coches sin cinturones de seguridad traseros, sin sillitas especiales y sin air-bags, hacíamos viajes de más de 3h sin descanso con cinco personas apretujadas en el coche y no sufríamos el síndrome de la clase turista.
No tuvimos puertas con protecciones, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños. Andábamos en bicicleta sin casco, ni protectores para rodillas ni codos. Los columpios eran de metal y con esquinas en pico.
Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y solo volvíamos cuando se encendían las luces. No había móviles. Nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley para castigar a los culpables.
Nos abríamos la cabeza jugando a guerras de piedras y no pasaba nada, eran cosas de niños y se curaban con mercromina (roja) y unos puntos y al día siguiente todos contentos. Íbamos a clase cargados de libros y cuadernos, todo metido en una mochila que, rara vez, tenía refuerzo para los hombros y, mucho menos, ruedas!!! Comíamos dulces y bebíamos refrescos, pero no éramos obesos. Si acaso alguno era gordo y punto.

Estábamos siempre al aire libre, corriendo y jugando. Compartimos botellas de refrescos y nadie se contagio de nada. Sólo nos contagiábamos los piojos en el cole. Cosa que nuestras madres arreglaban lavándonos la cabeza con vinagre caliente (o los más afortunados con Orión). Y ligábamos con los niñ@s jugando a beso, verdad y atrevimiento o al conejo de la suerte, no en un Chat. Éramos responsables de nuestras acciones y arreábamos con las consecuencias. Sabias que se rifaba una ostia si vacilabas a un mayor. No había nadie para resolver eso. La idea de un padre protegiéndonos, si trasgredíamos alguna ley, era inadmisible, si acaso nos soltaba un guantazo o un zapatillazo y te callabas. Tuvimos libertad, fracaso, respeto, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello. Eres tú uno de ellos?? ¡Enhorabuena! Un saludo a todos! Cuidaos y que os vaya bien!!

Fuente: Facebook

Razones para odiar… Madrid

Madrid es una ciudad estupenda… cuando tienes tiempo y dinero, sobre todo cuando no te falta lo primero. Como en mi caso no dispongo ni de uno ni otro, me encuentro con razones de más para odiar a la capital:

1- Quizás la primera de toda que sorprende a los “inmigrantes” que venimos de provincias es: las colas.
Cada vez que en Madrid he de hacer cualquier gestión me toca hacer colas de minutos, horas, días, años luz.. Sí, sé que año-luz es una medida de distancia y no de tiempo: ¡¡¡estoy midiendo lo larga que es la cola!!.
Antes pensaba que bueno, que si las colas había que hacerlas para cosas necesarias e imprescindibles, que por ahí tenía que pasar, que no me quedaba otra. Llegué a tomar como natural el hacer una fila para solucionar burocracia, o el esperar horas para formular una queja en el Ayuntamiento. Pero, leches, si es que los madrileños hacen cola para todo: para ir al cine: “Oye, maja, ¿quedamos a las 5 en la puerta del cine?... ¿tan pronto es la peli?.... ¡que va, es a las 10, pero es que hay que sacar las entradas!”.
¡No me tomes el pelo!, en este plan casi tengo que organizar mi agenda para poder perder dos horas en una peli y 5 en sacar el ticket.
Colas para pedir en un restaurante, colas para sacar cualquier tipo de entrada, colas para entrar en el metro… si no fuera porque el puente de Segovia lo protegieron, fijo que habrá colas para suicidarse.

2- Hablando del metro, después de haber pasado por ciudades con él: Barcelona, Paris, Roma, etc.. reconozco que es de lo mejorcito en cuanto a transporte público que me he encontrado nunca. Pero como todo, odio el metro a las horas punta, ya no porque el olor sea digno de un matadero: sangre, sudor y lágrimas, sobre todo sudor, sino porque como te toque coger alguna de las líneas viejas vas jodida… bueno, jodida si te dejas, que hay que andar poniendo la espalda contra la pared para que no te exploren las entrañas en el marasmo en el que acabas. La próxima que tenga recisión ginecológica ya sé donde ir.. y mira, creo que aquí no hace falta hacer cola para que te revisen los bajos.
De todos modos, ya me quejé anteriormente, a pesar de todo, sigue siendo mi transporte favorito. En capítulos anteriores: Más del Metro

3- Entramos en el otoño, bonitas fechas, me gusta el abrigarme, me gusta el color de los árboles, me encanta la lluvia.
En Madrid algo extraño sucede cuando llueve, de pronto todos los conductores de la ciudad olvidan como llevar sus coches, si ya el tráfico tiende a ser caótico y lento, basta que caigan dos gotas para que Mercedes, Audis, Seats o Peugeots se transformen en casitas de caracoles: ¡¡coñe, que son dos gotas, que podéis seguir yendo a 40 kms. por hora!!, juro que en días de lluvia he visto a viejecitas adelantar a los coches en carretera. ¿Dónde dejan su famosa agresividad volantil esos días? ¿Son brujas del oeste que se deshacen con el líquido elemento?

4- La mayoría de los madrileños que he tenido el placer de conocer en ámbitos laborales, antes o después han acabado quejándose de sus sueldos y su complicación de llegar a final de mes. No discuto que me muevo en ambientes de capacidad adquisitiva media, la pequeña burguesía, supongo que por eso el llegar a final de mes es más costoso que para el resto de habitantes…
Sin embargo, me resulta chocante que esos mismos compañeros que se quejan de sus salarios, de sus penas económicas, luego no dejen de ir a tomar el desayuno en el bar de al lado, el café de media tarde y las cañas del final del día.
Veamos, señores, seamos consecuentes y coherentes con nosotros mismos, el gasto dedicado a esos desayunos que bien puedes tomar en casa (unos 4 euros diarios por lo bajo), del café de después de comer (1 euro por ser barata), y las cañas (otros 5 euros, porque hay rondas que invitar), hacen un cómputo total mensual de: 300 euros al mes.. ehem.. eso es lo que hace que mi sueldo pase de ser irrisorio a ser de supervivencia.
Si se quieren quejar que lo hagan, ¡pero no conmigo, que gano menos que ellos y encima me callo y hago malabares para no acabar en números rojos!!.
Que sí, que el dinero está para gastarlo, pero si se hace así, ¡¡no te pases el día entero llorando las penas al de al lado!!

5- Derivando la idea anterior del dinero: en mi ciudad, si no tengo pasta y sin embargo me muero de ganas de ir a tomar un café, me pongo las pilas y no lo hago en el sitio más caro, lo mismo que el ir a cenar con los amigos los fines de semana. ¿ Starbuck, Vips? Todos estos locales se caracterizan, para mí, bajo un mismo rasero: la calidad no está en absoluto acorde con sus precios. Siempre que me quejo de esto, mis madrileños amigos se justifican diciendo: “Si el Vips es barato”… No, no, el Vips es carísimo, la calidad de su atención al cliente, de sus platos y de su cantidad es claramente inferior al precio que pagas por ello, lo que hace que sí, que el Vips sea caro. Sí, el Starbuck es caro también!
¿Por qué se empeñan en intentar convencerme de que es barato?, que soy de económicas! Que hay muchas más magnitudes que valorar además del precio que etiquetan.

6- La complicación de relacionarse con la gente: no sé como será en otras ciudades, desgraciadamente imagino que tan complicado como aquí. Conocer gente es tan difícil que me apena ver que reducidos acaban siendo nuestros círculos. La gente en la calle no sonríe, no es nada amigable ni acogedora.
Me he descubriendo sonriendo por la calle, pero no porque notara mi sonrisa en la cara, sino por la cara de extrañeza que ponían con los que me cruzaba.
Eso sí que me da pena, la gente va tan a su rollo que hace esto un poco más frío. Es lo que menos me gusta de todo.
Y claro, ir a Gran Vía y decirle a quien me cruzo: “hola, ¿quieres ser mi amigo?”, creo que haría que en breve acabase en medio de algún sanatorio mental, que no digo que no lo merezca pero es que tengo la agenda tan apretada que me rompe los planes.

Y para los que piensen: Pues si no te gusta: vete. Eso trato, eso trato, en cuanto pueda creo que me vuelvo a mis provincias, que al menos allí el concepto de vida se acerca más a vivir de verdad y no sobrevivir como aquí.

sábado, 31 de octubre de 2009

Lo efímero de la alegría

Me apunté hace un mes a clases de francés, porque siempre he tenido una inexplicable afición por Francia, obviamente viendo mi conocimiento previo lo hice al nivel más básico que existía ya que lo único que sé decir en la lengua de Moliere es croissant.

Hoy la profesora habitual no ha venido, y ha acudido en su lugar otra señora mayor, francesa como la anterior, que está algo loca: las clases comenzaron muy bien, por un lado fui la única que tenía hecho los deberes de la semana anterior, y cuando la profe los ha visto me ha preguntado si en realidad no debiera estar en otro nivel superior de francés, cuando le he contestado que era mi segundo día con el francés me ha dicho. "que lista", así que me he puesto como una pava de contenta, lógicamente no una pava el día de acción de Gracias, pero vamos, ya me he encargado yo de echar por tierra esa impresión: ¡¡¡¡no le entendía casi nunca cuando me preguntaba!!! no he sido capaz de contestar nada de nada, así que he demostrado que sí, que tenía que estar en el básico.
Por otro lado, la compañera que se me puso al lado, cuando leyó que tenía 33 años me dijo que no se lo creía, parecía más jóven, unos 28... no he querido abrir más la boca para no jorobar ese subidón también :)

Dios, que efímera es la felicidad, jejeje

viernes, 30 de octubre de 2009

Umbral de felicidad

Soy voluble, a veces mucho, los que me conocen lo saben, así que están curados de espantos. Hay cosas que me hacen hervir la sangre y cosas que me alegran el día como una niña pequeña. Lo bueno es que para lo primero normalmente han de ser cosas de una índole algo seria, y para lo segundo cualquier bobada que a mí me baste.

Si estos días he estado muy, pero que muy cabreada, se me ha ido pasando con el tiempo, que lo cura todo… menos la vejez absolutamente todo, jeje. Es más, trato de no pensarlo porque noto como se me calienta el alma, grr..
Sin embargo hoy me he puesto feliz, ¿por qué?, ¡¡¡por que me han llamado de una entrevista de trabajo pendiente, un proceso en el que llevaba meses!!. Pero noooooo, no nos engañemos, no estoy interesada demasiado en el trabajo en sí, es para ser responsable de administración de un gimnasio de una cadena internacional, que conste que no es por lo que se supone que implica: adoro estar metida en mil frentes, es mi punto fuerte: controlar mil cosas y organizarlas para que funcionen lo mejor posible, soy una chica 4x4. El trabajo no es en la capital, es unas de esas ciudades dormitorios. Lo siento, para mí, como buena chica pueblerina que soy, cualquier desplazamiento que implique más de media hora de viaje desde la casa de una es casi irme a otro país: sólo me falta atar la caja de las gallinas y enfundarme la boina, así que eso es un punto muy negativo para mí.
Añadamos a esto el hecho de que se trabaja hasta las 19.00 mínimo: ¡¡¡¡recordemos que es estar en otro “país”: ¿a qué hora llego a mi casa??, ¿¿pido la visa de residente inmigrante??!!. He aprendido a valorar el tiempo tantísimo después de mi anterior condena, digo, trabajo, que es mi prioridad por encima del dinero (como me alegro de ser feliz con pocas cosas, jeje).
Bueno, a lo que iba, que como siempre me desvío: que me siento muy feliz porque me hayan llamado de un trabajo que no quiero y que casi seguro que rechazaré: ¡¡¡¡me he vuelto a sentir útil!!!!.
Lo peor del paro es que va minando la autoconfianza que se tiene, y esa llamada tan boba, sólo diciéndome que seguían interesados en mí, me ha puesto las pilas: ¡¡¡si estoy estudiando y todo de lo contenta que estoy!!!

De nuevo me desvío, el sentido que pretendía conseguir con este post es preguntarme a la cuestión de: ¿alguien es feliz con pocas cosas porque valora la recompensa que puede sacar de todas, o su umbral de satisfacción es tan bajo que cualquier cosa lo sacia?.
Es mi gallina y huevo: ¿soy feliz porque me conformo con poco, o me conformo con poco porque soy feliz?, ¿es reprochable tener tan susceptible con la alegría de cada cosa?, ¿es tan real esa felicidad como la conseguida únicamente con las cosas importantísimas?.

Vale, estoy estudiando esta tarde.. ¿tanto se me nota lo lectivo?

Hala, a ver si intento ser productiva y retomar los posts.. lo sé, lo he dicho mil veces, tengo a un gallego dándome por saco cada dos por tres para que lo haga, jeje así que trataré, trataré.

lunes, 12 de octubre de 2009

Mis manías y yo.

Siempre digo que no soy una persona problemática ni difícil de llevar, que no hay nada demasiado raro en mí, pero me he dado cuenta de que tengo unas absurdas manías a las que no les encuentro sentido alguno:

1- Me gusta el tomate, me encanta con sal por encima, en bocadillos, en ensaladas de tomate, etc… pero no lo soporto en las ensaladas de lechuga.
2- Si algo me sale bien al realizar una tarea rutinaria no cambio ni un ápice el modo en hacerlo por miedo a que sea gafe. Con cosas importantes podría entenderse, pero es que lo hago hasta con el orden de zapear.
3- Nunca pongo recordatorios de la página que leo en los libros, los abro al azar, leo un par de líneas y sé si iba por allí o no. Me hace sentir más lista…o con mejor memoria.
4- Si tengo una cita importante memorizo la ropa, maquillaje y peinado que voy a llevar, en el 90% de los casos no seré fiel a la idea inicial, pero aún sabiéndolo, la noche anterior no duermo haciendo conjuntos.
5- No me gusta ponerle pinzas a la ropa tendida, siempre que puedo la coloco para que esté en equilibrio durante el secado.
6- Si me pinto las uñas, en cuanto se secan empiezo a arrancarme el esmalte nerviosamente.
7- Si alguien comete una falta ortográfica siempre corrijo, el caso es que lo haga en voz alta o no.
8- Me gusta hacer playback cuando conduzco, y si la música que llevo es dura, bajar las ventanillas para que la oigan los demás, sobre todo cuando voy vestida de niña buena.
9- Cojo y uso las cosas en número par, sumo los dígitos de matrículas de coche, de números de móvil, etc.. y los reduzco a una única cifra entre 1 y 9, si sale 4 me siento contenta pero si sale menor de 5, excepto el 4, me inquieto.
10- Y no la última: Pongo el volumen de los aparatos en número par, e intentado que estén por debajo del 40% del total posible.

Y estas son las que ahora recuerdo… ¿tan rara soy?

martes, 6 de octubre de 2009

Poca moral

El otro día, mientras caminaba por la calle como suelo hacer habitualmente, me encontré con un espectáculo del que me avergoncé incluso sin ser partícipe de él.
En una calle, paradas sin más, había dos chicas, imagino que rondarían los 14 o 15 años ambas, estaban sin decir ni hacer nada, más bien parecían haber ido a parar allí por coincidencias del destino que por decisión propia.
A su alrededor se arremolinaban gentes de diverso tipo: adolescentes, adultos, mayores, mujeres, hombres, ricos, pobres…
Yo en inicio creí eran ellas las que habrían realizado algún movimiento para atraer a tal público, o que reclamaban su atención para algún fin que aún no entendía, pero cuando me acerqué, como todos los que dejaban discurrir sus pasos, a sabiendas o no, por aquellas calles, sólo vi dos chicas, quietas, inmutables, registrando cada palabra y guardándola en una caja que se abriría mil veces y volvería a recrear el momento.
Los adolescentes se les acercaban y les gritaban: “¡Gordas, más que gordas sebosas!”. Cuando la mitad de ellos dejaban rebosar sus carnes por encima de los cinturones y ocultan su inseguridad con violencia.
Las chicas les susurraban: “¡Vacas burras, que sois feas!”. Cuando la mitad de ellas seguían sufriendo el auto desprecio de estar en su propia piel.
Las mujeres les decían: “¡Niñatas patéticas!”. Cuando la mitad de ellas ocultaban las lágrimas que vertían en casa insatisfechas con su propia vida.
Los ejecutivos les escupían: “¡Bichos, que dais asco!”. Cuando la mitad de ellos temían sus propios deseos de ser únicos.
Y ellas seguían allí, inmutables, sufriendo con cada palabra, porque la adolescencia es dura, muy dura, y más cuando medio mundo está en tu contra, cuando no sabes que has hecho para que te odien, cuando lo único que cubre son gritos de: “Freakies, Gordas, Monstruitos, Feas, Bichos, Despojos…”

Siento vergüenza, porque en otro lugar, en otro momento, más de uno habría salido en defensa de unas niñas ultrajadas sin culpa más que la de intentar ser honestas con ellas mismas, y tener entidad propia. Y sin embargo, se escudan en la excusa del débil para sacar el desprecio que llevan dentro.

Cambiad una calle por la red, cambiad dos anónimas por unas hijas adolescentes de un presidente.
¿Por qué dos niñas pagan por los errores de un padre?

lunes, 21 de septiembre de 2009

Algarve, unas vacaciones en el Limbo. Segunda parte

Hay ciertas cosas que me repatean de las vacaciones, una de ella es madrugar para ir a ver sitios. ¿No se supone que tenemos que descansar y hacer esas cosas que no solemos hacer cuando estamos en periodo de trabajo?, pues madrugar es la que más odiamos cuando nos toca currar. Bueno, a mí me costaba más aguantar a mi jefe, pero esa es otra larga y terrible historia.

Como no podemos hacer elástico el tiempo, ya que Einstein no nos enseñó, no nos queda otra que levantarnos tempranito porque queríamos verlo todo.
Así pues nos pusimos en pie a horas inmundas… valeee, eran las 9 de la mañana, ¡¡pero es que estamos de vacas!!.
Cogimos el coche y partimos hacia el oeste cual vaqueras gallardas, aioo silver, aiooo Citröen!!!. Próximo destino: Portimao.
-coñe, ¿ya hemos llegado?, pero si está a 15 minutos nada más.

Primera parada, prácticamente obligada: Centro de información turística. ¡Vamos!
-Buenos días, querríamos información sobre que ver aquí.
-Buenos días, uhm…. Uhm.. pues en Portimao podéis ver..uhm….ah, sí, aquí hay una iglesia, y aquí el Festival de la Sardina…
-¿y alguna cosa más?
-Uhm… uhm.. pues… uhm… aquí está la playa.
-¿no nos recomienda ver la zona? ¿Silves, por ejemplo? Hemos visto que está el Festival Medieval.
-Uhm.. sí, claro.
-¿Y no hay nada más que ver por la zona?
-Uhm… Ahora está el Festival de la Sardina.

Miradas entre nosotras de pues sí que nos ha informado, ¿y le están pagando por hacer esto?, casi se lo hemos tenido que radiar nosotras. Aisssh y yo en paro.

Pues tras dar las gracias nos vamos a ver las playas, porque el Festival de la Sardina no nos interesaba demasiado, bueno, a mí sí, pero es que la gula es mi pecado capital... mi primer pecado, el segundo mejor no decirlo, jijiji
No relataré lo que pasó allí porque además de mencionar que las playas de rocas sí que son bonitas, aunque excesivamente pobladas por cuerpos enrojecidos. Lo que me hace preguntarme de nuevo: ¿se puede saber que les pasa a los portugueses con el sol?, ¿no saben que es peligroso ponerse constantemente a las peores horas del día y sin protección?, ¿pero que afán tienen por ser negros?, joe, si es que vi a más de una y uno que, juro, que pensé que eran africanos y ¡no! Estaban morenos!. Tienen el síndrome de los filipinos, sí, no los de chocolate blanco ni los de Filipinas, sino a los de chocolate negro, renegro.

Tras acabar nuestra visita en las payas, decidimos ir a Silves, a ver el Festival Medieval. Por supuesto tardamos una hora en encontrar el camino puesto que, siendo coherentes con la idiosincrasia imperante en la zona, seguía sin haber carteles que nos mostrasen por donde se iba.
Acabamos en una carretera secundaria, cubierta de árboles secos y lleno de recodos en el camino. Sí, efectivamente, el mejor lugar para contar anécdotas de asesinos que saltan sobre los coches y violan y matan (no recuerdo en qué orden) a los ingenuos conductores.. Mis amigas, que son así, que me lo cuentan a mí, que me dan miedo hasta los Teletubbies, aunque si lo piensas bien, tienen un aire macabro e inquietante que como para no asustar.

Llegamos, no sé ni como, a Silves, un pueblecillo del interior.
Nos morimos de hambre, así que intentamos cenar, como siempre, se nos olvida que los horarios del resto de Europa no coinciden con los españoles, así que prácticamente nos toca suplicar que nos den algo de cena tras oír las negativas de varios restaurantes, lo reconozco, realmente nos tocó suplicar que nos dieran algo de comer. Es penoso vernos hacerlo bajo la coacción de que o nos daban de cenar o nos poníamos a cantar Clavelitos en versión regetton.

Nos vamos a ver el pueblecillo, todas las calles están llenas de pequeñas tiendas con aire medieval, incluso han unificado la moneda de pago y en vez de ser euros se llaman Xilbs, los tenderos están disfrazados del Medievo y hay pasacalles con juglares.
Sí, hasta ahí todo muy encantador, pero…
¿se puede saber a quien narices se le ocurrió empedrar las calles con teselas pulidas??, que si lo que querían eran obligar al aprendizaje del patinaje artístico a sus ciudadanos me parece bien, pero que lo hayan hecho en un pueblo en el que la cuesta más sencilla tiene un desnivel del 6% me parece de una mala baba que flipas.
Todo el enclave está en cuesta, y cuando digo todo es todo, lo único que no está en diagonal son los escalones. Creo que nunca antes había visto a tanta gente con vendajes en los tobillos.
No andabas: resbalabas, y te entraba complejo de caracol por ir arrastrando las zarpas por si las moscas. Yo me miré la chepa un par de veces a ver si se me había puesto mi pisito a cuestas.

Desgraciadamente ese día confluyeron varias características que lograron que no fuera mi mejor día: por un lado tenía una contractura en la espalda que me tenía baldada, por otro lado las cuestas cargaban más mi dolor, y lo que es peor: ¡¡¡no me gusta ir de tiendas!!, con lo que mis amigas que han tenido a bien hacerse cargo de la parte correspondiente estereotipada de mujer tendera que no poseo, iban iluminando su camino con sus ojillos de encantadas de la vida: puestos de venta de marroquinería, de bisutería, de complementos para el hogar, etc..
Así que decidimos que yo me quedaba sentada en los escalones de la plaza de la iglesia mientras ellas seguían su periplo tendero.
Durante quince minutos no hubo problemas, estuve allí sentada aburrida. ¿dónde está mi mp3 cuando hace falta?
Pero al cabo de ese tiempo las tiendas comenzaron a cerrar, y aquello se llenó de guardias de seguridad.
-Disculpe, señora, ¿está esperando a alguien?
-(¡¡me ha llamado señora!!, me ha llamado señora!!, ahí te coman los pezones las moscas de la fruta!!) Sí, estoy esperando a unas amigas.
-¿son de tiendas?
-¿?? No, están viendo las tiendas de la calle esa de arriba y ahora vienen, ¿por qué?
-Entonces tiene que irse
-¿¿¿¿¿perdón????
-Que tiene que irse de aquí.
Estoy segura de que mi cara era de estupor mezclado con un I Can’t believe! Sexy donde las haya.
Justo en ese momento en lo alto de la calle (porque allí no hay a lo lejos en la calle, hay alto y bajo de la calle, textual! ¿he dicho que TODO el pueblo es una cuesta?) aparecieron mis amigas, bajando como si llevasen tacón de aguja y no supieran andar. ¿he dicho que TODO el pueblo está empedrado de teselas hiperpulidas? ¿y qué está en cuesta?
Al verme en pie, como somos tan delicadas me gritaron:
-¿¿pero qué haces de pie?? ¡tu espalda!
Y yo, como soy un animal mimético les contesté en el mismo tono, delante del segurata:
-¡¡me están echando del pueblo!!
-¡¡¡¿¿qué???!! ¿¿¿qué me dices???
-¡¡¡¡lo que oyes, que me están echando del pueblo!!!
-¡¡¡¡No me lo puedo creer!!
-¡¡¿¿¿y crees que yo sí????!!!
-¡¡¡que fuerte!!!
-¡¡eso digo yo, que fuerte!!!

No nos quedó otra que marcharnos ya, coger el coche y regresar a nuestro apartamento. Así acaba otro día más en Portugal, conmigo roja del cabreo y con mis amigas con dos o tres piezas de bisutería más.
No sé si el guarda de seguridad entendió algo, pero al menos me voy con la satisfacción de saber que le he dejado un poco más sordo.

martes, 15 de septiembre de 2009

Algarve, unas vacaciones por el Limbo. Primera parte

Si pudiera ser más vaga creo que dejaría de respirar, llevo diciéndome que iba a postear de nuevo en este blog unos días, para ser técnica unos 256 días. Si, yo soy así, excesiva, si me pongo me paso, pero si no me pongo…

Como lo último digno de mención que he experimentado ha sido un viaje por el Algarve (Portugal), resumiré un poco mis experiencias.

Mis amigas y yo llevamos, no, no es verdad, llevan, queriendo ir al Algarve 4 años, el primer año que estaba decidido este se quemó, cachis, que mala suerte (jijijiji…prometo que no fui yo, pero como no me moría de ganas de ir, como que no me apené más de lo que mi conciencia ecológica me dejó), al año siguiente se volvió a proponer y de nuevo se quemó (muhahaha… de verdad, lo juro, no fui yo), se dejó el asunto unos años, y de nuevo este decidimos, perdón, decidieron que podríamos ir.
Si es que no sabemos leer las señales, tanta quema era para que no fuéramos. Lo mismo que en Tailandia, el día antes de ir a pagar el viaje hubo una toma militar del estado. ¡¡haced caso a las señales, somos gafes!!
Pero bueno, al final, con la espina portuguesa clavada, se acordó de un día para otro, imagino que para que no le diera a nadie tiempo a ir y quemarlo de nuevo, (¡¡de verdad! De verdad que no fui yo!!)
Así partimos intrépidas cuatreras, tres de nosotras, llamémoslas Harbor, Morena y la que suscribe, incrustadas en el coche de la primera, rumbo a un apartamento pillado por internete.
Portugal no es un lugar donde se destine mucho gasto a la puesta de indicaciones carreteriles, una vez entradas en la zona de Vilamoura nos dimos cuenta de que algo había pasado: ¡todas las señales han sido abducidas!, ¿cómo narices llegamos al apartamento?.
-tranquilas, chicas, preguntamos, que para eso una sabe portugués y listo.. Morena, ataca, tú sabes hablar, pregunta.
-joder, siempre yo
-aah, haber aprendido sueco!

Lo que pasó en las siguientes horas se resume en:
-mecawen la madre que los parió, ¿tanto les cuesta poner una puta señal?
-¡corre, corre, ahí hay alguien, que no se nos escape, píllale! (complejo de secuestradoras que nos entró, buscando gente para preguntar por todos lados y nadie por ninguno)
-¡¡eh, disculpeeeeee!!
-(traducción del portugués)-perdone ¿podría indicarnos como se llega a *****?
-(traducción again… creo, la autora se reserva el derecho a mentir o hacer la supuesta traducción como imagina que pasó)-estooo, pues ni idea, pero creo que si vas a la derecha y luego a la izquierda… estooo.. pregunta por allí.. suerte (y brillito de pena en sus ojos: que pena, con los jóvenes que son y entran en la dimensión desconocida)
-muito obrigado (sí, que pasa? Fue lo poco que aprendimos a decir )
-joder, esto es una calle sin salida. ¡nos ha mandado a una calle sin salida!!
-putos portugueses, grrr
--¡corre, corre, ahí hay otro, que no se nos escape, píllale!

Cuando llegamos, tres horas después, bueno, no recreándome en las características, diré que nos dieron justo por lo que pagamos: poco. Pero como yo no he sido nunca una puntillosa, como que para mí vale, para lo que íbamos a estar en él, con tener donde dormir, y yo duermo en el suelo si es menester…

Primer día: Salimos a ver la zona, porque como no nos dejaban entrar aún no nos quedaba otra. Vale, la zona no está mal, sólo que es tan nueva construcción que es complicadísimo encontrar todo.
Misión primordial para el primer día: comprar víveres. ¿dónde hay un super?...¿preguntamos a alguien? (mirada por parte de las otras de lástima, mirada por parte de Morena de “ya estoy hasta los webs de ser la que pregunta”)

Encontramos un super, uno llamado Alialgo, pequeñísimo, medio vacías todas las baldas, y no quiero hablar del precio.
-¿¿¿¿una lata de atún a 4,30 euros????, ¿¿pero que tiene este atún, se ha tirado a la sirenita y quiere rentabilizarlo???
-¡¡argggh, leche a 2 euros, joder, ¡¡¡que es un alimento básico, arff, arfff, que ofendida estoy!!
-¡¡quieres dejar de gritar, jodida psicótica, que no estamos solas!! (sí, vale, la que gritaba era yo)

Vale, nos ponemos en la cola de pagar.
Pagamos: WTF??? 50 euros???, ¿qué leches hemos comprado??.. ostras, si el tomate vale 6 euros!!
-¿¿¿quéééé??? ¿pero que tiene este tomate, es que se ha tirado a la Ruperta? (sí, lo reconozco, cuando estoy nerviosa mi capacidad para hacer chiste queda mermada)

Tras la puñalada al monedero nos vamos escarmentadas, no volveremos ni muertas, bueno, si es muertas de inanición sí.
Reparto de camas, de maletas, de chuminadas varias.
-¡¡mira si hay una pisci, dios mío, si es el plató principal del Ataque de los Tomates Asesinos.. ah, no.. son ingleses tostándose!! ¿vamos, vamos?
-no, vamos a la playa a verla.
-jo, venga, vale. (si es que se me convence rápido)

Pues nada, vemos la zona, la gente, el calor que hace.
El Algarve, no sé si todo Portugal, tiene un don especial, puede haber 40ºC en el paseo marítimo y la ciudad, pero es poner el pie en la playa y aquello baja que flipas. Así que estaba congelada en la playita, avergonzada de mi palidez envidiada por las damas de alta alcurnia. Buen momento para decidir donde ir por la noche, no pensaba ponerme en bikini, no quiero destellar y dejar ciegos a los de mi alrededor, no hoy.
-¿y si vamos al Casino?,me han dicho que está bien, y es de lo mejor aquí.
-¿y si preguntamos a las de recepción?

De regreso preguntamos a las señoritas de la entrada, más o menos lo que nos vinieron a decir es que en Vilamoura hay sólo discotecas, nada de bares, nada de pubs, only disco.
Pues nada, se me hace raro ir de disco a las 23 de la noche, pero que le vamos a hacer.

Nos presentamos en el Casino, muy buen precio: chicas, 10 euros y 3 consumiciones.(yujuuuu!!)
Y nada, para dentro, no había apenas nadie en la pista, un señor mayor de unos 60 años bailando con una mujer de su quinta.
Damos un garbeo por la disco, a ver, a ver.. uhm.. ese mira que mono es, uff, mira aquel que es un mono, etc.. lo típico de un grupo de mozas.
Nos ponen una cancioncita que está chula, así ahí vamos nosotras, a bailar a ritmo dance en un rinconcito donde no molestamos.
-Morena, andaaaaaaaaaaa, pídenos algo para beber, es que no sabemos portugués.
-joder, siempre yo.
-aaaah, haber aprendido a hablar ruso.
-venga voy contigo, para que no te quejes (sí, soy así de encantadora)

Y allá vamos, el vaya par, pedimos, y claro, eran bebidas para 3 y eramos dos, así que paso primera con dos vasos.
Muevo la puerta que daba acceso a la sala principal, entro y cuando he dado varios pasos noto que Morena no va conmigo, miro para atrás.. ay, si las miradas matasen.
-¿qué pasa?, ¿por qué te has parado?
-¡serás cabrona, me has dado con la puerta en la cara!
-ein? Si yo tenía las manos ocupadas..
-has soltado la puerta y me ha dado en la mano y en la cara, me he tirado la bebida por el escote.
-jajajajajajajajaja
-no te rias, desgraciada
-jajajajajajajajaja (sí, asi soy yo, viendo el lado divertido, sobre todo cuando no me pasa a mi)

Pues para resumir, después de haber contribuido a una ducha a mi amiga, bailamos un rato, las primeras 10 canciones estaban bien, más o menos hasta que te dabas cuenta de que todas las canciones tenían la misma base rítmica y acababas rallada.
-¿otra vez el pumpumpum de fondo? Mira que son cansinos
-¿nos vamos?
-pues vale.
De vuelta al apartamento de esas conversaciones besugas nuestras. Nos cruzamos con unos chicos, nos miran y le dicen a Morena:
-adios, guapa.
Obviamente, como somos así nos cebamos en la anécdota:
-uuuh, te han dicho guapa, uuuh
-a mi no.
-las narices, te lo han dicho a ti.
-que no, que lo que pasa es que han visto que éramos españolas y como sólo saben decir eso, pues nos lo han dicho a todas.
-¡y un huevo de pato!, ¿de donde sacas tú que sólo saben decir eso y no lo han dicho de verdad?
-por que sí. (¡ole el razonamiento!)
-pues no, lo habrán dicho porque lo han pensado.
-pues no tiene por qué
-¿qué pasa es que no pueden creer que eres/somos guapas?
-pues sí, pero seguro que es porque sólo saben decir eso.
-ah, pues menos mal que no saben decir, hijas de puta, porque lo mismo la liamos parda, jajaja (sí, así soy yo, mirando el lado positivo de las primeras palabras que aprende un extranjero)
La conversación entró en bucle durante media hora más, así que aprovechamos y nos fuimos de regreso, que el día siguiente va a ser laaaaaargo.

Ya está, a casita, a dormir, que mañana nos toca ir a ver la zona de Portimao y alrededores.

lunes, 18 de mayo de 2009

Como NO devolver un mp3

Como estoy aburrida, muuuuy aburrida, paso a relataros como NO debeis hacer como yo a la hora de devolver un mp3.

Todo comenzó el martes, aunque si somos fieles a la realidad tendríamos que retroceder hasta el fin de semana anterior, cuando en mi desesperación traté de uno y otro modo completar la carga de música en los "supuestos" 8 gigas del que hacía gala mi mp4.
Cual no sería mi sorpresa al descubrir que algún ente amigo de Bill Gates,
porque todo lo malo viene de sus manos cual demonio del infierno informático, conseguía que mi aparatito quedase satisfecho con sólo 700 mb, así pues emulando a Enjuto me dispuse a: formatear el mp4, reinstalar drivers, meter música, mec! error!,meter driver, meter música, mec! error!, formatear el mp4, reinstalar drivers, mec! error!, llamar a mis padres (que ¡no! no son el servivio técnico, pero el remordimiento me recordó que les debía un par de llamadas)... Después de comprobar que ¡me habían vendido un mp3 anoréxico!, que con 3 canciones me decía que estaba lleno, me pasé a echar cuentas sobre los días que me quedaban de garantía del engendro comprado, suspiré satisfecha.. y muteé el micro por las coñas en el ts de mis suspiros.. al ver que me quedaban dos días de tregua para expulsar el falso: "soy un gordo y potente mp4" de mi vida.

Así pues invoco el poder de Google y rastreo los Lidls de cerca de mi casa: ¡yuju! hay uno a 15 minutos a tacones del hogar...

Día siguiente, con el bolso rellenado hasta la saciedad de la caja del aparatito, salgo corriendo para no llegar muy tarde al hipermercado, corro, y corro, entre aceras heladas, con el frío viento en mi rostro, sorteando transeuntes kamikazes que quieren rozar mi cuerpo sin haberme invitado a copas antes...¡¡degenerados roñosos!!

Sudando bajo cero, con el riesgo que para mi vida supone un resfriado, acelerada, y como siempre que he de enfrentarme a las hordas de los hipermercados, algo nerviosa, traspaso el umbral del Lidl, pensé en girarme y saludar a la afición como una Lluvia de Estrellas, pero el
que vendía la Farola me miró con cara de que no le apasionaba el espectáculo del Osborne, así que cercené mi espíritu lírico de Pantoja y entré en acción.

"mierda, hay una cola de 20 personas en las 2 cajas.. da igual, da igual, yo soy más fuerte que eso.. mírame, cajera, mírame... mierda, no me mira... cajeraaaaa, miráme.. el poder de mi mente quiere que...¡¡te gires!!... joder, mi telepatía es un truño.. apunte mental: he de dejar de ver Heroes... noooo, viejaaaa, en esta cola noooooo... ahí resbales con las zapatillas de casa y el batín, grr... vale, vale, concentración.. oh, no, me están mirado...cara de "no me mireis, olvidad que me habéis visto".. nooo, me miran más... nota mental: dejar de ver Dexter... oh, sí, me mira..."
-Cajeraaaaa... estoo, digooo... hola, tengo un problema (cara de desvalida.. vamos, clavada, la tía me ha mirado que no sabe si ayudarme o arroparme, muhahaha)
-Dígame..
-Es que compré el otro día un mp4 (saco la cajita con mi mp4 que sólo me falta la musiquita del precio justo para ser la azafata de teletienda sin tacones perfecta) y resulta que debiera tener una capacidad de 8 gigas (cara de la cajera de que me da igual hablar de gigas que de la cadena
del acido dexirribonucléico) y sin embargo sólo admite 700 mb,
he formateado el mp4, le he reinstalad....
-llamo al encargado.
Pulsa el botón del pánico pero en vez de que su caja quede sellada a cal y canto suena un timbre allende los mares, tras lo que me da la espalda y sigue a su tarea. Disimulo como puedo estos momentos de vergüenza que suelen acompañarme, cuando la gente me mira pensando en que estoy haciendo, mi fobia al escenario se manifiesta en todo su esplandor, trato de no ponerme roja, obviamente no lo consigo y resalto contra el fondo azul eléctrico del logotipo del hiper, vamos, lo justo para que la otra cola de caja también me preste atención.

Afortunadamente el encargado viene, he de ser sincera y admitir que lo primero que pensé fue: "¿para que me mandan a un reponedor a hablar conmigo?", puesto que el chico, de mi edad más o menos, viene con un mono azul de trabajo, la cara sucia de polvo y botas con barro, (no sabía que el Lidl vendía cemento).
Me mira como pensando que le voy a endiñar un marrón y me dice muy cortésmente:
-eh?...
-Hola, mira, es que compré el otro día un mp4 (le muestro la cajita con mi mp4 y me quedo con ganas de decirle: "y quien más se acerque a su precio justo..." pero me corto porque algo me dice que no captará mi sentido del humor) y resulta que debiera tener una capacidad de 8 gigas (cara de está pensando en cualquier otra cosa, ¿en su cemento quizás?) y sin embargo sólo admite 700 mb, he formateado el mp4, le he reinstalado los drivers, he formateado de nuevo, he vuelto
a reinsta....
-esto no lo había visto aquí, no lo hemos tenido...
Yo como quien oye nevar, hago caso omiso de su comentario ya que voy lanzada...
-...reinstalado los drivers, usado otro ordenador, pero no carga más de 700 mb, volví a...
-(me coge la cajita, tristemente no admira mi buen trato dejándola casi impoluta, que sólo me faltó sacarle brillo con Pronto para traerla)...
-¿y qué dices que le pasa?
-("serás capullo! llevo dos horas diciéndotelo"... pero eso sólo lo pienso... espero, que mi lengua va más rápida que mi cabeza normalmente.. como veo que no pone cara de que soy una hija de mi
estimada madre, doy por hecho que sólo he pensado, menos mal).
Pues es que compré el otro día un mp4 (sigo con la caja en las manos, creo que teme que le pegue algo raro si la toca) y resulta que debiera tener una capacidad de 8 gigas (cara sigue pensando en
cualquier otra cosa, ¿en porqué no está en su casa calentito en vez de aguantar a la pesada esta que encima no está buenorra?) y sin embargo sólo admite 700 mb, he formateado el mp4, le he reinstalado los drivers, he formateado de nuevo, he vuelto a reinsta....
-No me suena esto...¿entonces lo que le pasa es que...?
-??????? (espero que no sepa leer mi cara, porque menos guapo, que no lo es, pasan varias cosas por ella) es que compré el otro día un mp4 (¡coge la caja, coge la caja, coñe, que no muerde!)
y resulta que debiera tener una capacidad de 8 gigas... (sí, sí, parece que está escuchando, yuju!!!) y sin embargo sólo admite 700 mb, he formateado el mp4, le he reinstalado los drivers,
he formateado de nuevo...
-¿me dejas el ticket?
-Claro. (y se lo doy aliviada porque parece que no tendré que repetir la historia 20 veces más)
-¿entonces no carga?
-(No contesto, me parece tan absurdo repetirme que disimulo mirándome el escote: ¡¡no, mierda, no llevo!!.. plan B, me miro la punta de las botas)
Se pone a mirar el ticket, sólo tarda 2,5 segundos en decirme:
-Es que esto no es de aquí, es del Aldi.
Espera, espera, creo que oigo algo: ¿es la tierra abriendose bajo mis pies?... no, joder, es mi cara ardiente estallando...
-.. uy, es verdad, estoooo, perdón, estoooo.. no me di cuenta... estoooo... ¿algún Aldi cerca? (ole, mona, ole, ahí tus huevos, perfecta desviando la atención)
-no, no conozco ninguno.
Le intento arrancar la caja de sus frías manos muertas al estilo Charlon Heston, pero ni es Charlon Heston, ni esta muerto ni tengo que arrancar nada porque casi me lo tira como si estuviese infectado con la plaga del picor ardiente de los bajos.
-Gracias, ciao.

Salgo del Lidl lo más digna que puedo, deseando ser un hombre de negro con una boli bic mágico que borre todo esto, pero no, es el Lidl, el de la Farola me reinvita a comprarle la revista,
y tentada estoy de darle la cajita del mp4, sin embargo mis ganas de desaparecer son tan grandes que ni el resbalón en la acera mella mi velocidad...

No, he de aprender que irme llamando en voz alta por la calle boba y estúpida no contribuye a hacer que la gente deje de mirarme.

Como siempre: estas cosas me pasan a mi.
P.D. Mi siguiente mp3 me lo compré en una tienda de reconocido prestigio... ehem... más o menos, jijijiji

viernes, 15 de mayo de 2009

Contigo no, bicho!

Retomo este blog, tras casi un par de años inactiva... digamos que he estado demasiado ocupada envejeciendo, porque poco más he hecho, jejejeje..
Intentaré volver a escribir... intentaré, jijijijiji

Para romper la racha, un vídeo jocoso, es que es duro ligar :)