lunes, 21 de septiembre de 2009

Algarve, unas vacaciones en el Limbo. Segunda parte

Hay ciertas cosas que me repatean de las vacaciones, una de ella es madrugar para ir a ver sitios. ¿No se supone que tenemos que descansar y hacer esas cosas que no solemos hacer cuando estamos en periodo de trabajo?, pues madrugar es la que más odiamos cuando nos toca currar. Bueno, a mí me costaba más aguantar a mi jefe, pero esa es otra larga y terrible historia.

Como no podemos hacer elástico el tiempo, ya que Einstein no nos enseñó, no nos queda otra que levantarnos tempranito porque queríamos verlo todo.
Así pues nos pusimos en pie a horas inmundas… valeee, eran las 9 de la mañana, ¡¡pero es que estamos de vacas!!.
Cogimos el coche y partimos hacia el oeste cual vaqueras gallardas, aioo silver, aiooo Citröen!!!. Próximo destino: Portimao.
-coñe, ¿ya hemos llegado?, pero si está a 15 minutos nada más.

Primera parada, prácticamente obligada: Centro de información turística. ¡Vamos!
-Buenos días, querríamos información sobre que ver aquí.
-Buenos días, uhm…. Uhm.. pues en Portimao podéis ver..uhm….ah, sí, aquí hay una iglesia, y aquí el Festival de la Sardina…
-¿y alguna cosa más?
-Uhm… uhm.. pues… uhm… aquí está la playa.
-¿no nos recomienda ver la zona? ¿Silves, por ejemplo? Hemos visto que está el Festival Medieval.
-Uhm.. sí, claro.
-¿Y no hay nada más que ver por la zona?
-Uhm… Ahora está el Festival de la Sardina.

Miradas entre nosotras de pues sí que nos ha informado, ¿y le están pagando por hacer esto?, casi se lo hemos tenido que radiar nosotras. Aisssh y yo en paro.

Pues tras dar las gracias nos vamos a ver las playas, porque el Festival de la Sardina no nos interesaba demasiado, bueno, a mí sí, pero es que la gula es mi pecado capital... mi primer pecado, el segundo mejor no decirlo, jijiji
No relataré lo que pasó allí porque además de mencionar que las playas de rocas sí que son bonitas, aunque excesivamente pobladas por cuerpos enrojecidos. Lo que me hace preguntarme de nuevo: ¿se puede saber que les pasa a los portugueses con el sol?, ¿no saben que es peligroso ponerse constantemente a las peores horas del día y sin protección?, ¿pero que afán tienen por ser negros?, joe, si es que vi a más de una y uno que, juro, que pensé que eran africanos y ¡no! Estaban morenos!. Tienen el síndrome de los filipinos, sí, no los de chocolate blanco ni los de Filipinas, sino a los de chocolate negro, renegro.

Tras acabar nuestra visita en las payas, decidimos ir a Silves, a ver el Festival Medieval. Por supuesto tardamos una hora en encontrar el camino puesto que, siendo coherentes con la idiosincrasia imperante en la zona, seguía sin haber carteles que nos mostrasen por donde se iba.
Acabamos en una carretera secundaria, cubierta de árboles secos y lleno de recodos en el camino. Sí, efectivamente, el mejor lugar para contar anécdotas de asesinos que saltan sobre los coches y violan y matan (no recuerdo en qué orden) a los ingenuos conductores.. Mis amigas, que son así, que me lo cuentan a mí, que me dan miedo hasta los Teletubbies, aunque si lo piensas bien, tienen un aire macabro e inquietante que como para no asustar.

Llegamos, no sé ni como, a Silves, un pueblecillo del interior.
Nos morimos de hambre, así que intentamos cenar, como siempre, se nos olvida que los horarios del resto de Europa no coinciden con los españoles, así que prácticamente nos toca suplicar que nos den algo de cena tras oír las negativas de varios restaurantes, lo reconozco, realmente nos tocó suplicar que nos dieran algo de comer. Es penoso vernos hacerlo bajo la coacción de que o nos daban de cenar o nos poníamos a cantar Clavelitos en versión regetton.

Nos vamos a ver el pueblecillo, todas las calles están llenas de pequeñas tiendas con aire medieval, incluso han unificado la moneda de pago y en vez de ser euros se llaman Xilbs, los tenderos están disfrazados del Medievo y hay pasacalles con juglares.
Sí, hasta ahí todo muy encantador, pero…
¿se puede saber a quien narices se le ocurrió empedrar las calles con teselas pulidas??, que si lo que querían eran obligar al aprendizaje del patinaje artístico a sus ciudadanos me parece bien, pero que lo hayan hecho en un pueblo en el que la cuesta más sencilla tiene un desnivel del 6% me parece de una mala baba que flipas.
Todo el enclave está en cuesta, y cuando digo todo es todo, lo único que no está en diagonal son los escalones. Creo que nunca antes había visto a tanta gente con vendajes en los tobillos.
No andabas: resbalabas, y te entraba complejo de caracol por ir arrastrando las zarpas por si las moscas. Yo me miré la chepa un par de veces a ver si se me había puesto mi pisito a cuestas.

Desgraciadamente ese día confluyeron varias características que lograron que no fuera mi mejor día: por un lado tenía una contractura en la espalda que me tenía baldada, por otro lado las cuestas cargaban más mi dolor, y lo que es peor: ¡¡¡no me gusta ir de tiendas!!, con lo que mis amigas que han tenido a bien hacerse cargo de la parte correspondiente estereotipada de mujer tendera que no poseo, iban iluminando su camino con sus ojillos de encantadas de la vida: puestos de venta de marroquinería, de bisutería, de complementos para el hogar, etc..
Así que decidimos que yo me quedaba sentada en los escalones de la plaza de la iglesia mientras ellas seguían su periplo tendero.
Durante quince minutos no hubo problemas, estuve allí sentada aburrida. ¿dónde está mi mp3 cuando hace falta?
Pero al cabo de ese tiempo las tiendas comenzaron a cerrar, y aquello se llenó de guardias de seguridad.
-Disculpe, señora, ¿está esperando a alguien?
-(¡¡me ha llamado señora!!, me ha llamado señora!!, ahí te coman los pezones las moscas de la fruta!!) Sí, estoy esperando a unas amigas.
-¿son de tiendas?
-¿?? No, están viendo las tiendas de la calle esa de arriba y ahora vienen, ¿por qué?
-Entonces tiene que irse
-¿¿¿¿¿perdón????
-Que tiene que irse de aquí.
Estoy segura de que mi cara era de estupor mezclado con un I Can’t believe! Sexy donde las haya.
Justo en ese momento en lo alto de la calle (porque allí no hay a lo lejos en la calle, hay alto y bajo de la calle, textual! ¿he dicho que TODO el pueblo es una cuesta?) aparecieron mis amigas, bajando como si llevasen tacón de aguja y no supieran andar. ¿he dicho que TODO el pueblo está empedrado de teselas hiperpulidas? ¿y qué está en cuesta?
Al verme en pie, como somos tan delicadas me gritaron:
-¿¿pero qué haces de pie?? ¡tu espalda!
Y yo, como soy un animal mimético les contesté en el mismo tono, delante del segurata:
-¡¡me están echando del pueblo!!
-¡¡¡¿¿qué???!! ¿¿¿qué me dices???
-¡¡¡¡lo que oyes, que me están echando del pueblo!!!
-¡¡¡¡No me lo puedo creer!!
-¡¡¿¿¿y crees que yo sí????!!!
-¡¡¡que fuerte!!!
-¡¡eso digo yo, que fuerte!!!

No nos quedó otra que marcharnos ya, coger el coche y regresar a nuestro apartamento. Así acaba otro día más en Portugal, conmigo roja del cabreo y con mis amigas con dos o tres piezas de bisutería más.
No sé si el guarda de seguridad entendió algo, pero al menos me voy con la satisfacción de saber que le he dejado un poco más sordo.

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